Existe la creencia generalizada en el inconsciente colectivo que una voz de locutor – en el caso de los hombres – es una voz grave, con mucho cuerpo y oscura; con respecto a las mujeres la creencia es tener una voz roca (del tipo de la cantante Paulina Rubio). Pues bueno, ésto es un error, se trata de una creencia sin fundamento que se originó en los principios de la radio donde las voces que participaban en las transiciones eran de este tipo, en el caso de las voces rocas de las mujeres no tengo idea como se perpetuó esta idea errónea.

La industria de la publicidad y los medios de comunicación ha cambiado radicalmente en las últimas décadas, si te pones a analizar los contenidos en las diferentes plataformas son muy pocas las voces bajo este panorama, siguen escuchándose, pero no son la mayoría. Hoy por hoy los medios, directores de marca y creadores de contenidos buscan voces no tan graves, no engoladas, con mucha naturalidad, que sean capaces de transmitir emociones, de hecho, actualmente en muchos de los castings donde las marcas buscan una voz para sus materiales cada vez es más común encontrar la indicación “Nada Locutor” o sea, que no se escuchen voces graves, engoladas, solemnes y poco naturales.

Existen quienes piensan que al tener una voz grave o ronca la industria los está esperando con las puertas abiertas, que van a llegar a los estudios y les van a decir “Por favor, grábeme este texto y quédese con todo mi dinero”, que la locución es un trabajo que no tiene mayor ciencia más que hablar, otros más piensan que es una manera muy fácil de ganarse la vida con el mínimo esfuerzo. Así no funciona.

Recomiendo que pongas en tu mente las siguientes ideas:

1. La voz de un locutor NO es necesariamente grave.
2. La voz de una locutora NO es necesariamente ronca.
3. La voz de locutor es una voz entrenada.